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El Asunto del Collar: el escándalo que hizo rodar cabezas

¿ Habéis pensado alguna vez en que un simple objeto puede tener una relevancia fundamental en la historia de la Humanidad?  Sin duda nos vienen a la cabeza muchos que cambiaron el mundo: la invención de la rueda, la imprenta, la del primer microchip…  Pero nos costaría imaginar que una joya pueda figurar en esa lista.

Pues hoy os voy a hablar de una joya que tuvo una importancia enorme en los sucesos que agitarían el siglo XVIII y que sin duda son esenciales para entender el mundo en el que vivimos hoy en día.

Hay que tener cuidado con no enfadar a la gente..

El Asunto del Collar: así es como se conoce una de las conspiraciones palaciegas más turbias de la historia. El escándalo que generó debido a la torpeza de sus protagonistas produjo un impacto tan grande en la sociedad de la época, que hay historiadores que no dudan en considerarlo el desencadenante de la Revolución Francesa.

En 1785 el cardenal de Rohan fue víctima de una estafa que acabó implicando y dejando quedar pero que muy mal a la reina de Francia, María Antonieta . Todo comenzó con una joven ambiciosa llamada Jeanne Valois, de apellido noble pero que vivía en la absoluta pobreza. Su capacidad para la impostura debía ser impresionante, una especie de Luis Roldán de la época. La historia la ha condenado como una “trepa”  sin escrúpulos, pero yo creo que no era peor, en cualquier caso, que aquellos a los que engañó .

Jeanne Valois poniendo cara de buenita
Jeanne Valois poniendo cara de buenita

Con un gran carisma, desparpajo y personalidad, Jeanne logra introducirse en el círculo cercano al cardenal de Rohan, un hombre de mucho poder y riqueza, pero de escasa inteligencia. Ella se dio cuenta enseguida y ganándoselo, consiguió que el cardenal pagara todas su deudas, entre otros favores.

Pero la ambición de Jeanne era mucho mayor e intentó entrar en la camarilla de la reina María Antonieta, así que se presentó en Versalles haciéndose pasar por una rica aristócrata de rancio abolengo. Tengamos en cuenta que en aquellos tiempos todos los que querían medrar socialmente intentaban conseguir el favor de los poderosos (¿he dicho “en aquellos tiempos”?). Sin embargo, pese a sus intentos no consigue ser presentada a la reina. Así que, sin rendirse, se hace ver por palacio continuamente y con esto consigue engañar a multitud de prestamistas que se fían de su aparente tren de vida y mientras tanto, ella no para de repetir que pertenece al círculo íntimo de la reina. Uña y carne, vamos.

Y entonces se le presentó la oportunidad de dar el gran golpe.

El cardenal de Rohan, alias
El cardenal de Rohan, alias “el panoli”

Su amigo, el cardenal de Rohan no gozaba de la amistad de la reina y como era medio tontaina, se creyó el montaje que Jeanne creó para él. Falsificando cartas de la reina e incluso usando a una prostituta disfrazada de María Antonieta, consiguieron convencerlo de que, gracias a Jeanne Valois, la reina bebía los vientos por el y lo haría primer ministro.

Aquí entra en escena el collar: los joyeros Boehmer y Bassenge estaban como locos por vender esta pieza porque se habían endeudado hasta la peluca para comprar los 540 diamantes que llevaba y confeccionarlo. Cuando Jeanne lo vio, se quedó embelesada y se dijo: “este, para mi”  y embarcó al cardenal en una estafa colosal.

Le dijo que la reina quería el collar pero no tenía suficiente efectivo y ésta quería comprarlo de manera discreta. Su Majestad le estaría eternamente agradecida si él hacía de intermediario. La reina le iría entregando el dinero en cómodos plazos: 1.7 millones de libras , que hoy en día serían unos 80 millones de euros.

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Boceto del famoso collar

El cardenal viendo una oportunidad de quedar bien, accede a la operación presentándose ante los joyeros como intermediario. Los joyeros creen que con semejante aval, no habrá problema para cobrar y nuestra estafadora se hace con la joya. Jeanne enseguida empieza a desmontar los cientos de diamantes y a venderlos para seguir con su vida a todo trapo.

Pero el contrato del cardenal con los joyeros tenía una cláusula que ella desconocía y es que en él se especificaba que la destinataria y última pagadora del collar era la reina. Así es que cuando los joyeros quisieron cobrar y nadie daba la cara, se presentaron ante María Antonieta, que lógicamente, se quedó de piedra porque no tenía ni idea de lo que le estaban reclamando. Rápidamente salieron a la luz los nombres del cardenal, de Jeanne, las cartas falsificadas…

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María Antonieta, sin comerlo ni beberlo

María Antonieta, rabiosa por ver utilizado su nombre y haber sido suplantada, exigió a su marido, le Roi, que castigara duramente a los estafadores, por lo que comenzó un juicio que sería el notición del año en Francia y en toda Europa: el cardenal da con sus huesos en la cárcel de la Bastilla al igual que Jeanne.

El escándalo que siguió indignó profundamente a la sociedad francesa y minó irreparablemente el prestigio que le quedaba a la monarquía. La torpe gestión que hizo la monarquía con todo este tema hizo ver a la gente que, mientras el país atravesaba una profunda crisis económica y el pueblo pasaba hambre, los nobles se dedicaban a despilfarrar millones en sus caprichos y enredos. Además la nobleza francesa odiaba a María Antonieta (que era austríaca de nacimiento) y el juicio cobra tintes políticos que van más allá del asunto del collar.

Finalmente se absuelve al cardenal y condenan a Jeanne a prisión perpetua, pero ésta, usando sus artes, conseguirá huir de prisión y llegar a Londres, donde escribirá unas memorias en las que airea todavía más el asunto y describe a Maria Antonieta como una lesbiana aficionada a las orgías y a todo tipo de excesos, hundiendo aun más su maltrecha reputación.

Lo que vino después es de sobra conocido: sólo 4 años después, estalla la Revolución y en 1793,  Luis XVI y la reina son decapitados en la guillotina. En fin , que les pusieron otro tipo de collar (perdonad, no me resisto al humor negro). Desde luego, en este asunto, María Antonieta era inocente, pero sin duda se puede decir que la vida que llevaban en su burbuja de lujo, de espaldas a los sufrimientos del pueblo, sumado al sentimiento de inmunidad que le hacía creerse intocables, los llevó al destino que tuvieron.

Luis XVI en una última aparición
Luis XVI en una última aparición un tanto incómoda

Decir que un collar fue el desencadenante de la revolución que transformaría el mundo puede ser exagerado, pero está claro que fue la gota que colmó el vaso.

¿Y qué fue de Jeanne Valois de la Motte? Por lo que se sabe vendió todos los diamantes, pero el dinero le quemaba las manos y pronto se le acabó. Se suicidó arrojándose por una ventana en Londres, huyendo de unos acreedores. Es que ella tenía que acabar así, en su estilo…

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Réplica del collar, el original se lo “fundió” Jeanne

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