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Animales que se enjoyan

¿Se hacen regalos los animales? ¿Usa joyas alguna especie además de nosotros?  La Naturaleza siempre nos sorprende. Por más que documentales que he visto a lo largo de mi vida en La 2 después de comer, no hay semana que no vea algo que es capaz de dejarme boquiabierto. Cuando parece que todo ha sido ya estudiado y fotografiado, se descubre una nueva especie, se filma a una cebra comiéndose a un león (es un decir), te enteras de que a los gatos les gusta drogarse comiendo unas hierbas  (esto sí que es cierto) o se descifra el lenguaje de los delfines, que resultan tener un complejo vocabulario. Esto nos demuestra todo lo que nos falta por aprender del mundo que nos rodea y por lo tanto, de nosotros mismos, ya que también somos un producto de la naturaleza, por mucho que a veces lo olvidemos.

Que a veces nos sorprendan las conductas de los animales, no deja de ser una muestra de cierto antropocentrismo, es decir, considerar que el ser humano está en otra esfera con respecto a los demás pobladores del planeta, creer que determinados comportamientos son exclusivamente nuestros, sin darnos cuenta de que lo que nos diferencia, es que somos es el producto de la evolución de una especie que tiene la capacidad de reflexionar sobre las cosas que los otros animales hacen por puro instinto. Por ejemplo, es común que cuando vemos a dos pajaritos dándose besos y arrumacos digamos “parecen humanos” cuando quizás deberíamos decir que somos nosotros los que nos parecemos a ellos, ya que esas expresiones de afecto son un mecanismo para afianzar y consolidar la relación de la pareja  y garantizar mejor la perpetuación de la especie, y no algo que nosotros hayamos inventado.

Cangrejo con un vistoso tocado
Cangrejo con un vistoso tocado

Llevando esto al terreno de la temática de este blog, nos encontramos con casos asombrosos sobre la percepción de la estética en los animales o el uso de objetos como símbolos. ¿Hay cosas que los animales encuentran “bonitas”?

Pues por ejemplo , hay animales que se maquillan. No me refiero al uso del camuflaje para despistar a los depredadores, como hacen los pulpos, que cambian de color para confundirse con el entorno, o como el cangrejo decorador, que se pega a sí mismo ramas de coral y algas: me refiero a animales que usan algún tipo de producto para “estar más guapos”.

Los buitres quebrantahuesos se frotan barro rojizo en las plumas sin que se sepa muy bien la razón. Y los flamencos se untan una secreción rosácea que es lo que les da su color característico: esta secreción es de color más intenso cuanto mejor sea la alimentación del individuo, por lo que la razón aquí, es que las hembras puedan elegir a un macho bien alimentado y por lo tanto sano. Ya Darwin habló de selección natural ( los más aptos sobreviven) pero también de selección sexual (los más aptos son los que se reproducen).

Un quetzal, un increíble despliegue de color para conquistar
Un quetzal, un increíble despliegue de color para conquistar

Otro ejemplo de concurso de belleza es el de las aves del paraíso de vivos colores: los machos despliegan las combinaciones de color más arriesgadas y brillantes para atraer a las hembras, que valoran así su estado de salud.

Quizás el ave que tiene una conducta estética más sorprendente, el primer premio en decoración de interiores, paisajismo y arquitectura es el pergolero moteado. Es un ave que vive en Papua-Nueva Guinea y el macho de este pajarillo se lo curra de verdad para conseguir pareja. Primero construye un nido con forma de cabaña con sumo cuidado y luego la decora con todos aquellos objetos que a él le parecen bellos o exóticos: frutas, piedras de colores, plumas, tapas de plástico…Todo ello formando un conjunto guiado por las reglas de la estética y la armonía. Cuando la hembra aparece, evalúa seriamente el trabajo y la composición mientras el macho observa expectante, con el alma en un puño, esperando el veredicto: si es de su agrado, formará pareja con él. Pero lo más increíble es que se ha descubierto que cada individuo tiene sus propios gustos, o más bien , su propio estilo, a la hora de escoger formas y colores. A veces los científicos que los estudian les cambian las cosas de sitio y ellos rápidamente lo vuelven a poner todo según el diseño que tenían en mente.

Nido de amor de un pergolero moteado
Nido de amor de un pergolero moteado colorista de estilo ecléctico
Este otro pergolero, en plena etapa azul, no es tan buen arquitecto
Este otro pergolero, en plena “etapa azul”, no es tan buen arquitecto, pero tiene un gusto muy definido

Se sabe que los delfines regalan ramos de algas que llevan en la boca a sus compañeras y otras veces desciende al fondo para buscar conchas que ofrecen a otros delfines en lo que parece, puramente, un acto de empatía. Pero uno de los comportamientos más enternecedores y parecidos al de los humanos es el del pingüino: en algunas especies, cuando un macho quiere cortejar a una hembra, busca cuidadosamente en la playa una piedra, que a él le parece la más bonita, y la deposita frente a ella: si la hembra la acepta y la pone en el nido, se convertirán en pareja para toda la vida. ¡Esto es una petición de mano como la nuestra en toda regla! En lugar de anillo de compromiso con diamante, una piedrecita, pero lo que cuenta es el sentimiento.

¿Quieres casarte conmigo?
¿Quieres casarte conmigo?

Ahora bien, el último descubrimiento reciente, publicado en Animal Cognition, que más me ha llamado la atención ha sido el de un grupo de chimpancés en que estaba bajo estudio en Zambia: un día, una de las integrantes del grupo llamada Julia, decidió ponerse una hierba en la oreja a modo de pendiente. Los científicos se quedaron pasmados, ya que no había ninguna razón práctica para hacer esto. Según Edwin van Leuween, experto en primates del Instituto Max Plank, se dieron cuenta de que a Julia, simplemente, le gustaba llevar el pendiente. Lo más fascinante es que al cabo de un tiempo, otros miembros del grupo se pusieron también la hierbita en la oreja, y este comportamiento se trasladó a otros grupos, con lo que estamos ante el primer caso conocido de “moda” fuera de la especie humana. ¡Nuestra Julia había creado tendencia! Para los científicos es muy importante ya que esta conducta es el primer caso de cultura en el mundo animal.

Julia, la it-monkey
Julia, la it-monkey, con su pendiente que arrasa en las pasarelas de la sabana

Esto nos hace pensar en nuestra propia evolución ¿Cuál sería el primer homínido que decidió ponerse un adorno, una joya? Posiblemente una hierba, después unas semillas, frutos o huesos engarzados en un collar. Las joya más antigua de la que se tiene constancia es un collar neardenthal de garras de águila datado hace 130000 años.

Collar de garras de águila neardenthal
Collar de garras de águila neardenthal

Este collar encontrado en Croacia, ha desvelado a los antropólogos que el neardenthal era mucho más “humano” de lo que se pensaba. Hasta este descubrimiento se creía que no tenían capacidad intelectual como para utilizar adornos y menos aun , dotarlos de valor simbólico.

O sea, que usar joyas es algo que compartimos con otras especies y es sinónimo de desarrollo intelectual, además de asegurar el éxito en las cuestiones amorosas, así que ya sabéis…os espero en mi tienda 😉

Con un anillo como este, hecho por un servidor, éxito
Con un anillo como este, hecho por un servidor, éxito asegurado

Fuentes: Animal Cognition, National Geographic

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